Si la oración se hace en la mañana:
Nos ponemos en tu presencia, Dios bondadoso y Padre Nuestro. Te agradecemos que nos hayas dejado empezar el presente día, pues despertamos, una vez más, al conocimiento de nuestra propia existencia… que tu amor nos concede y sostiene. El saber que existimos es el don más grande de tu bondad. ¿De qué nos serviría existir, ante tu presencia, si no estuviéramos conscientes de ello? Además, nuestra vida está profundamente unida a la tuya, por el gran amor del cual nos has hecho participar… de tu amor no podemos dudar. Es el nuestro hacia ti… el que falla con mucha frecuencia. Nos disponemos, ante la grandeza de tu majestad, a los 5 minutos de oración. Te pedimos que des fuerza a la debilidad de nuestra mente y enciendas el fuego de tu amor en nuestros corazones. Padre Nuestro…
Si la oración se hace en la tarde:
Estamos reunidos, Señor, para reconocer tu amor que nos sostiene en el don de la vida… y para reconocer tu bondad que nos colma de beneficios. En las horas que ya pasaron y disfrutamos, tuvimos la oportunidad de hacer sentir tu amor y tu bondad, a través de nuestra propia bondad, en todos aquellos que nos rodean, familiares y amigos y en nuestro mundo tan necesitado de ti y de tu amor. Este día fue un paso más hacia tu eternidad, a la que nos llamaste desde el día en que nos diste la existencia. Si lo aprovechamos, hemos guardado un tesoro. Si lo desperdiciamos… tenemos que redoblar nuestro amor en tu servicio. Que durante estos 5 minutos de oración podamos olvidarnos de los intereses humanos, para estar atentos a tu amor y a tu Palabra.
Guía nuestros corazones por el camino de tu voluntad.
Padre nuestro.
Del Libro del profeta Jeremías: 17, 5-8.
De la primera Carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 12. 16-20.
Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 17. 20-26.
Santoral: Siete santos fundadores de los Siervos de Santa María Virgen (servitas).
“Si Cristo no ha resucitado, su fe no tiene sentido”. 1 Corintios 15:12, 16-20.
Transmitir la fe no es dar información, sino fundar un corazón en la fe en Jesucristo. No se puede transmitir la fe mecánicamente: “Toma este libro, estúdialo y luego te bautizo”. No.
El camino para transmitir la fe en transmitir aquello que hemos recibido. Este es el desafío de un cristiano. Ser fecundo en la transmisión de la fe. Y también en el desafío de la Iglesia: Dar a luz a los hijos en la fe.
Un primer requisito para la transmisión de la fe es el amor y el segundo el testimonio. Es muy importante la transmisión de la fe a través de las generaciones.
Transmitir la fe no es hacer proselitismo, es otra cosa, más grande.
Transmitir la fe no es como buscar gente que apoye a un equipo de fútbol, a un club, a un centro cultural. Eso está bien, pero para la fe no sirve el proselitismo.
La fe se transmite por atracción, es decir, por medio del testimonio, que consiste en dar testimonio cada día de aquello en lo que se cree que es justo a los ojos de Dios, suscitando la curiosidad de los que están alrededor.
El testimonio provoca curiosidad en el corazón del otro y esa curiosidad la toma el Espíritu Santo para hacer el trabajo por dentro.
Cuando se ve esta coherencia de vida con aquello que decimos, siempre surge la curiosidad: pero, ¿por qué este vive así?, ¿por qué lleva una vida de servicio a los demás?.
Y esa curiosidad es la semilla que recoge el Espíritu Santo y la lleva adelante.
Reflexión en silencio y comentarios.
Del Salmo 1: “Dichoso el hombre que confía en el Señor”.
ORACIÓN FINAL COMUNITARIA: Del 15 al 21 de Febrero:
Hermanos, orar quiere decir confiarse en Dios y no contar sólo con nuestras fuerzas para hacer el bien. Si el pecado es alejarse del Padre, el regreso a Él, implica una actitud más confiada y filial. Por ello digamos:
SEÑOR, ENSÉÑAME A SEGUIR FIELMENTE TUS MANDATOS.
Señor, te damos gracias por la oportunidad que nos ofreces al leer y reflexionar tu Palabra de vida, para renovar decididamente nuestra conversión. Tu auxilio nos sostenga en el camino.
SEÑOR, ENSÉÑAME A SEGUIR FIELMENTE TUS MANDATOS.
Señor, acompaña con tu gracia a aquellos que han dejado la seguridad y las comodidades de sus casas para dedicarse a servir a sus hermanos, para que no cedan a la tentación de volver atrás.
SEÑOR, ENSÉÑAME A SEGUIR FIELMENTE TUS MANDATOS.
Señor, que tengamos siempre el valor de aceptar los sufrimientos que encontramos en la vida, confiando sólo en ti que nos salvas.
SEÑOR, ENSÉÑAME A SEGUIR FIELMENTE TUS MANDATOS.
Señor, que escuchando tu Palabra, renovemos especialmente nuestro amor a la cruz de cada día, como el paso seguro a la Vida.
SEÑOR, ENSÉÑAME A SEGUIR FIELMENTE TUS MANDATOS.
Señor, que la escucha de tu Palabra nos inspire la mejor manera de ofrecerte acciones que provengan de un corazón contrito.
SEÑOR, ENSÉÑAME A SEGUIR FIELMENTE TUS MANDATOS.
Señor, que al buscar mejorar nuestra unión contigo, veamos todas las posibilidades que tenemos para “disfrutar la vida”, antes de ver en tus mandamientos, sólo prohibiciones.
SEÑOR, ENSÉÑAME A SEGUIR FIELMENTE TUS MANDATOS.
Se pueden agregar otras peticiones.
OREMOS: Concédenos Padre, que permanezcamos siempre fieles a la alianza contigo, para vencer las insidias del mal y ameritar la vida eterna. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. AMÉN.